Críticas LABO XL3 El rincón de Carlos Loureda

CARLOS LOUREDA

Carlos Loureda es programador desde 2015 del festival Zinegoak y autor desde 2010 de la web Cine-Invisible.com (publicado en su origen en Fotogramas.es), dedicada al cine independiente y a las artes escénicas. Asegura la cobertura de múltiples festivales nacionales e internacionales (entre otros, Zinemaldia) y es miembro de AICE (Premios Feroz) y en Francia, de la Académie des Lumières (Premios Lumières).

www.cine-invisible.com

Críticas: Carlos Loureda
Fotografías: Angie Luna Photography para LABO XL3
‘Reset’, de Igor Calonge, un aliento de esperanza.

Resulta sorprendente como las lecturas de una creación artística cambian con el transcurso del tiempo. Las experiencias personales del público se añaden a la interpretación de la obra, y las de los actores van añadiendo capas al formato de su concepción original.

‘Reset’, un solo del director y coreógrafo Igor Calonge presentado en la tercera edición del impresionante Labo XL (Festival de nuevos espacios y lenguajes escénicos de San Sebastián), no se recibe hoy, tras una pandemia internacional, de la misma manera que se concibió hace cuatro o cinco años.

En el cielo raso de la obra ya no hay nada, al igual que en el decorado de la pieza. Solo el coreógrafo ocupa el espacio. Las tormentas ya se han alejado, no se percibe nube alguna que amenace el horizonte y, tras contener la respiración, es el momento de volver a respirar. Igor Calonge escruta el cielo en busca de nuevos imprevistos, pero la serenidad del ambiente le incita respirar.

De sus labios, una bolsa va llenándose de su aliento ocupando un espacio que, antes, casi seguro estaba sellado (el espectador no puede evitar imaginar que, pocos días antes, esa boca llevaba una mascarilla).

El bailarín vacía el contenido de la bolsa, su aliento se mezcla con el resto, y con la gracilidad de la parte superior de su cuerpo, sobre todo con sus brazos, intenta reconstruirlo y atrapar el aliento de los otros. Un nuevo inicio, un comienzo en el que también necesita el trabajo de sus piernas, para rozar el suelo y recuperar todos soplos que han ido cayendo.

Un solo magnífico, intenso, nostálgico y, extremadamente, poético, en el que Igor Calonge podría representar uno de esos minúsculos personajes, como a él le gusta imaginarse, que ocupan los cuadros de Juan Genovés. Personas muy reducidas en su individualidad, por la escala de representación, pero que juntos, en colectividad, crean un impresionante magma de potencia.

Cielo RasO, compañía de danza contemporánea de 2009, fruto de la unión de la compañía brasileña Teatro de Açucar y del coreógrafo, intérprete y director de escena vasco, Igor Calonge, prosigue su gira y presenta este fin de semana en el Festival BAD de Bilbao la obra ‘Piedra’, antes de llegar a final del mes al Carme Teatre de Valencia. Citas perfectas para disfrutar de una danza contemporánea tan sólida como poética.
‘Los planes de Dios’, de Viviseccionados, o el show erótico de la sinceridad desnuda

La extrema modernidad de la compañía Viviseccionados no impide que adopten el clásico debate socrático en la primera parte de su espectáculo, Los planes de Dios.

Un teatro de la palabra, de la mejor palabra, entre Carlos Gorbe y José Andrés López. Este último, dramaturgo, intérprete y director de la pieza, no había previsto los planes tortuosos y equivocados, que Dios le había preparado para el año pasado. A través de lúcidas preguntas y airadas respuestas, va indagando en las secuelas que un confinamiento impuesto ha creado en su existencia.

Los planes de Dios es una obra concebida como una bomba de relojería preparada para explotar cada dos minutos. Por ella pasan las relaciones humanas, con lo mejor y más inspirado de la escritura contemporánea, (‘gracias a los encuentros nos podemos pasar de los martirios íntimos’, ‘la jaula protege de las bestias’), el deseo (‘la solidaridad real la tenemos entre las piernas’, ‘necesito la navaja en el cuerpo para involucrarme en la vida’), la sensualidad (‘prefiero lo placentero a lo justo, aunque ello no me aleje de la maldad’, ‘el placer es una promesa cumplida’, ‘no somos polvo de estrellas, solo seres de carne’), el rechazo (‘a todo lo que no entendemos lo llamamos enfermedad’, ‘el no ser deseado te infecta el cuerpo con una guerra eterna‘)…

El nivel de este conjunto de aforismos es de tal elegancia y pertinencia, que lo único que solicita el espectador es una edición inmediata de este magnético texto teatral, con las brillantes ‘lo más parecido de estar bien es estar combatiendo’, ‘a mí todo me parece pequeño cuando lo consigo’ o la sublime ‘para estar triste hay que tener tiempo libre’.

Pero tras la tormenta en las obras de Viviseccionados no viene calma, sino que se instala tempestad. Los planes de Dios comienza su segunda parte con una ofrenda del artista: su cuerpo y su danza para exorcizar el tiempo perdido y recuperar su existencia. Solo existe una seguridad: mientras que dancemos, tendremos la certeza de seguir vivos.

Donostia, y en la tercera edición del festival LABO XL, era el marco perfecto para presentar la última y potentísima imagen que cierra la pieza. En la ciudad que tiene por santo a San Sebastián, José Andrés López en lo que podría ser, casi, una versión carnal de una escultura de Félix González-Torres, se convierte en un Sebastián actual, en él que las flechas ya no están sobre su cuerpo, sino en una espiral de pinchos que desgarra por la incomprensión y el rechazo ante alguna enfermedad. Sencillamente, brutal.
‘Wof, wof, wof’, de Melena Androide, la fábula posmoderna de la sobresocialización.

La fábula de animales es una de las composiciones literarias que más adeptos ha logrado en sus cuatro siglos de existencia. Como los protagonistas son animales que analizan las desaventuras de infelices e inconscientes seres humanos, la historia se suele convertir en una bacanal de histerias, traumas y un análisis distanciado que pone sobre la mesa (en este caso, en el escenario) nuestras más íntimas ridiculeces existenciales.

Melena Androide es el nick escénico, social y pokemoniano de Andrea Martínez (en el siglo pasado se era freudiano o lacaniano, en el actual la población se inclina más por Pokemon Go o Minecraft). La artista, titulada en la ESAD de Murcia y Máster en Práctica Escénica y Cultura Visual en el Museo Reina Sofía, despliega su ironía mirada y corrosiva escritura, pero ello no le impide dotar a los humanos de su obra de una infinita ternura.

Wof, wof, wof es el relato de tres mascotas de nombres singulares (Drama, Divorcio y Droga) que nos van narrando la desternillante historia de sus supuestos amos. Y como en el teatro no existen límites, la narración cubre un periodo de tiempo de más de un siglo, de 1933 hasta el 2050, en que se mezclan Unabomber con King Kong o un mono de gatillo flojo con una mujer descalza de tendencias suicidas (en la antigüedad un zapato perdido servía para encontrar a un supuesto príncipe, en la posmodernidad solo sirve para hacer un GIF)… y, por supuesto, Pikachu.

Imágenes proyectadas, textos de redes sociales y móviles, videos supermediatizados… Internet es el nuevo IKEA del absurdo, en el que casi todo es gratuito o una ganga. La excesiva oferta ha asesinado la calidad, y el verdadero precio que pagamos es una infinita pérdida de tiempo. Andrea Martínez lo sabe y las utiliza sabia y acertadamente.

Exitazo de público en el festival LABO XL, Melena Androide como un Esopo posmoderno brilla por su lucidez narrativa. Quizás porque en su analítica mirada se condensa el íntimo deseo de inmortalidad que habita en los humanos, centro de la filosofía unamuniana. Esos quince minutos de inmortalidad del siglo XX, hoy nos la proporciona el nuevo Dios, las redes sociales. Solo que su duración en la actualidad se ha reducido a quince segundos. Y va a menos.
‘The Watching Machine’, de Macarena Recuerda Shepherd, la inocencia de la mirada.

En nuestro tiempo de invasora electrónica, realidad virtual y triunfo de lo accesorio, Macarena Recuerda Shepherd vuelve su mirada atrás para recrear el futuro. Como un ingenioso Georges Méliès regresando a la esencia de la ilusión y del artilugio, la artista performativa reactualiza las ‘máquinas de mirar’ concebidas hace siglos.

El público del siglo XIX era un ávido consumidor de los trucos visuales. Espejos deformantes, proyecciones sobre placas pintadas, sombras chinescas, efectos de humo, sonidos estridentes y fantasmagorías varias, hacían las delicias de un espectador que entraba, sin ser consciente de ello, en la modernidad.

El cine, con su técnica de reproductibilidad técnica, fijó hace ya una docena de décadas la representación, para crear una imagen que pudiese difundirse sin límite en el tiempo y de la misma manera que se había creado y concebido en su origen. No existía posibilidad alguna de variación. El nuevo mundo de la técnica congelaba para siempre a los fantasmas del pasado y los condenaba, o salvaba, a vivir eternamente en la retina del público.

Macarena Recuerda Shepherd, en su espectáculo ‘The Watching Machine’ dentro del festival LABOXL de San Sebastián, apela a la inocencia de la mirada del espectador. Invita a redescubrir la virginidad del mirar cuando ya lo hemos visto todo. Además, un millón de veces. Y funciona. Nuestra capacidad de ensoñación no tiene límites, aunque a veces esté adormilada o en letargo por la acumulación visual sufrida por la omnipresencia de las imágenes.

Tras la instalación del artilugio para soñar (en donde las lámparas emiten sonidos y los sonidos se iluminan con la performance de la artista), el público ya se encuentra en estado de disfrutar de los cinco tableaux vivants, que componen la pieza: deformación de perfil con cintas, luces que crean nuevas figuras y diversos monstruos, en forma de insectos inquietantes y un luminoso final.

Como en ‘2001 odisea del espacio’, de Stanley Kubrick, el ser humano ya en el espacio, vuelve a ocupar el centro del universo, casi de una manera mística. Un ser central, brillante y desconcertarte (al mismo tiempo que desconcertado). Una pieza optimista y vital que, en un gesto heroico, nos invita a reconciliarnos con nuestra mirada y a disfrutar, de nuevo, de la ilusión.
‘Bésame 2.0’, de Pepa Cases, la joya de la corona del LABO XL.

Si algo define la calidad de un artista es la variedad de sus registros interpretativos. Pepa Cases, actriz, bailarina, docente, coreógrafa y cofundadora, desde 2003, de la compañía A Tempo Dansa (con un haber de más de 30 espectáculos estrenados en España, Portugal, Francia, Inglaterra, Grecia, Argentina, Chile, Uruguay, Perú, Brasil y México) decidió emprender, tras 15 años de trayectoria, una nueva etapa con una carrera en solitario. Su capacidad de pasar de la vis cómica a una dramática es, literalmente, alucinante. Su empatía con el público, arrolladora, así como sus recursos escénicos que parecen ilimitados. Ver a Pepa Cases en escena es asistir a la esencia misma del teatro.

Que un espectáculo teatral dure una década en cartelera es todo un milagro. ‘Bésame, 2.0’ lleva diez años agitando conciencias y cumpliendo con la función original del teatro: vivir una experiencia ajena, desde la seguridad de nuestro rol de espectadores, como medio para conocer otras realidades y reflexionar sobre ellas (y en el mejor de los casos, ayudar a cambiarlas, si no son adecuadas para la sociedad).

La obra de Pepa Cases comienza mucho antes de que se alce el telón (que ni siquiera existe porque no lo necesita). Sabe que va a adentrarse en un tema duro, muy duro, y de manera muy inteligente, prepara al público según va ocupando sus butacas. Tono distendido, ambiente relajado, escucha atenta, bromas fluidas… todo está ya preparado para abordar lo inabordable: el terror más inexplicable, la violencia de género.

En una primera parte teatral, la actriz representa la vida de una adolescente, Pepa, que conoce a un chico. El esquema ya debería ser más que conocido: alguna que otra crítica, aislamiento de la chica al ir abandonando a sus amigas y el paso inevitable del maltrato físico a las ya, claras y evidentes, agresiones físicas y acoso continuado. Pepa se enfrenta a un dilema que la actriz traslada al público.

En su teatro interactivo, participativo hasta la completa adhesión, la actriz deja en suspenso la solución y juega junto al espectador (en el término más literal del vocabulario teatral) a mostrar las posibles opciones ante esta lacra social. Como la violencia es inexplicable, la actriz con exquisitez lucidez, utiliza la danza para mostrar lo que no se puede describir con palabras, en la segunda parte de la obra. Un espectáculo deslumbrante, en la misma línea de ‘No solo duelen los golpes’, de Pamela Palenciano. La programación de la tercera edición del festival LABO XL es variada y arriesgada, pero sin lugar a dudas ‘Bésame 2.0’ es la joya de su corona. Una pieza ya no necesaria, sino realmente imprescindible, para cualquier certamen que considera que las artes escénicas siguen cumpliendo su labor social de analizar nuestra existencia y hacernos un poco (o mucho, ojalá) mejores.
‘Querida Britney’, de Cía Traspasarte x La Juan Gallery, un lúcido Calderón de la Barca revisitado.

Desde hace un tiempo a esta parte existe una tendencia al abordar la creación contemporánea, en cualquiera de sus expresiones (teatro, cine, artes plásticas…), que rechaza de manera abierta la tradición, argumentado que lo nuevo solo puede provenir de lo actual. Sin embargo, la historia de las artes corrobora que las obras que ha atravesado el tiempo son, sin excepción alguna, las que habían asimilado lo clásico, para convertirlo en un discurso instalado en la actualidad del momento que vive el artista.

Querida Britney es el ejemplo perfecto de una soberbia asimilación de nuestra mejor tradición teatral. La espectacular relectura que la Cía Traspasarte x La Juan Gallery realiza del drama personal de Britney Spears, en paralelo con la de Segismundo (protagonista de 1635 en La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca), en la que éste se cuestiona el sentido de su vida mientras sufre un cautiverio, es una gozosa fantasía pop. Una pura delicia teatral en forma de globo de chicle rosa.

La obra parte de la idolatría reconocida de unos jóvenes que remiten sentidas cartas al ídolo de la música pop (aun a sabiendas que nunca las leerá), como los mensajes que Segismundo nunca logró enviar. Culto personal, necesidad de referencias internas, empatía con el estado de aislamiento que se sufre en la adolescencia y la juventud… un inicio que retrata nuestra sociedad para alejarse, a continuación, de lo previsible.

Un parque de juegos flotante (en plástico flúor, como los sueños de fama de millones de personas) se convierte en la prisión de Segismundo y las letras de las canciones de Britney Spears se mezclan, a la perfección, con el monólogo calderoniano de su confinamiento y falta de libertad. Y un soberbio final, en forma de altar y, al mismo tiempo, guillotina de luz para una estrella del pop en decadencia y al borde de la aniquilación personal. Habrá que estar muy pendientes de Cía Traspasarte, compañía fundada por Blanca Escobar y Sara Ruiz Ferrer. Con solo siete años de existencia las actrices están removiendo la escena teatral actual desde un mirada alocada e incisiva, como pop e inteligente.
‘Buscando a Currito’, de La Chachi, un ‘road-dance’ que sublima la horizontalidad del flamenco más contemporáneo.

El equipo del festival de nuevos espacios y lenguajes escénicos de San Sebastián LABO XL no podía haber concebido mejor clausura para su tercera edición. El programa del último de día reservaba la gran traca final con una inmensa artista, ‘La Chachi‘, que ha dejado embelesado al público donostiarra.
María del Mar Suárez, dramaturga, actriz y bailaora conocida como ‘La Chachi’, presentaba su tercera obra, tras su primer largo en solitario hace cuatro años, ‘La gramática de los mamíferos’ y ‘La Espera’ de 2019 (premio Ateneo al mejor espectáculo de danza 2019). ‘Los inescalables Alpes, buscando a Currito’, que se podrá disfrutar también dentro del XXIX Festival de Otoño de Madrid, está muy lejos de pasar desapercibido, por su carácter rompedor, intenso e hipnótico.

Brillante en su escritura y magistralmente interpretado, esta búsqueda comienza como una peregrinación, un camino (¿o calvario?) para recorrer durante la romería del Rocío. La artista, tras haber realizado una reducción, una concentración de la misma naturaleza del arte flamenco, nos ofrece lo más inesperado de su esencia. ‘La Chachi’ reordena este baile, invirtiendo su estructura principal, la verticalidad, para llevarlo hacia un nuevo terreno, la horizontalidad. Un flamenco contemporáneo que emociona. A ras del suelo, más humano, visceral y catártico.

El viaje empieza como una promesa, en eco a la canción que acompaña el espectáculo y que se repite como un mantra. La salvación está al final del recorrido, pero como es habitual, si el inicio de la travesía se conoce de antemano, la dificultad del trazado solo se descubre a posteriori. ‘La Chachi’ tiene que empezar a luchar y los besos iniciales, al suelo, a la misma tierra, se convierten en arañazos para poder avanzar, aunque sea solo un milímetro.
Taconeos laterales, con la expresividad de la lucha en su rostro, la artista avanza a duras penas. Cada falange de la mano de la artista puede expresar más emociones y emociones que muchas actrices con páginas enteras de diálogos. Lo que comenzó como un objetivo místico parece transformarse en una lucha más carnal, la salvación puede que esté en el otro. Y ‘La Chachi’ transita del amor místico al profano.

La introducción de la técnica del Krumping, originario de Los Ángeles, en la pieza (más conocido como Krump y caracterizado por movimientos extremadamente expresivos y muy enérgicos) es una idea de genio. La caminante mística, transformada en profana mortal, recuerda el cuadro de Julio Romero de Torres de 1908: dos mujeres, casi idénticas, encuadran a otra en segundo plano y en la misma posición que la bailaora, con esas mismas flores que son, al mismo tiempo, celebración de la búsqueda y constatación de su fracaso. Arrebatadora ‘La Chachi’.

Y por si fuese poco, LABO XL clausuró el certamen con Bárbara Sánchez y su espectáculo Mystic Bacala. Un aquelarre musical, a ritmo de exaltada cultura de bacalao valenciano, en un éxtasis compulsivo de empoderamiento femenino. ¿Quién da más? Deseando que llegue ya la cuarta edición.