Críticas LABO XL4 El rincón de Carlos Loureda

CARLOS LOUREDA

Carlos Loureda es programador desde 2015 del festival Zinegoak y autor desde 2010 de la web Cine-Invisible.com (publicado en su origen en Fotogramas.es), dedicada al cine independiente y a las artes escénicas. Asegura la cobertura de múltiples festivales nacionales e internacionales (entre otros, Zinemaldia) y es miembro de AICE (Premios Feroz) y en Francia, de la Académie des Lumières (Premios Lumières).

www.cine-invisible.com

Críticas: Carlos Loureda
Fotografías: Ane Berriotxoa para LABO XL4
Ginoide, de Baal, la mejor inauguración de la 4ª edición LABO XL.

La 4ª edición del festival de nuevos espacios y lenguajes escénicos de San Sebastián, LABO XL, se celebrará hasta el próximo sábado, 22 de octubre. Ana Barrantes y Ion Estala, cabezas pensantes y responsables del evento, junto a un entregado equipo han vuelto a concebir una impresionante programación, que lo convierte en cita imprescindible de los certámenes más arriesgados e innovadores de artes escénicas del panorama nacional.

En cuatro días de espectáculos rompedores, uno más que en la edición anterior, se verán 17 espectáculos (cuatro de ellos, estrenos estatales), una pieza virtual, dos talleres, la presentación de un libro, dos encuentros profesionales y una sesión de dj. Un programa en que más de la mitad vienen de la mano de creadoras (el siglo XXI será el siglo de las mujeres, como ya anticipó en su libro la filósofa, Victoria Camps).

La apertura del festival ha venido de la mano de la compañía mallorquina BAAL y la obra elegida, Ginoide: propuesta artística enmarcada entre las seleccionadas para la octava edición del programa ‘CIRCULA! Tren de creación y formación en Danza’.

Un futuro no muy lejano en la soledad de nuestro propio encerramiento. Así comienza la pieza. Un hombre corriendo en el espacio limitado de su habitación. Solo, concentrado y distante, completando un círculo sin fin, en su limitado circuito de entrenamiento físico. Unos metros en los que el centro está vacío.

Pero la tecnología, profeta de los nuevos tiempos, vio que no era bueno que el hombre estuviese solo. Y nuestro protagonista, centro de su universo, porque los otros espacios ya no le interesan, decide crear a su propia Eva. Un ginoide, un robot antropomorfo de aspecto femenino, a la que inserta todas las características sexuales más cosificadoras posibles de la mujer. La perfecta ‘lover doll’ para el nuevo hombre.

Gaspar Morey, con su impactante presencia física, habita un espacio desnudo de sentimientos. Sus movimientos, casi militares, se entrenan para una vida en que el exterior no existe y la última frontera es la pantalla de su ordenador. El choque entre su estabilidad corporal y la llegada de su nuevo juguete añade tensión a la dramaturgia de la obra. Ella llega y la magia estalla en escena.

Catalina Carrasco, directora, coreógrafa y dramaturga, construye con maestría el personaje más complejo a la que una bailarina puede enfrentarse en su carrera: un personaje inanimado, encarnado en una muñeca sexual sin movimiento alguno. El desafío está a la altura de su inmenso talento. Sus posiciones son pura poesía en acción, la fijeza de sus pasos muestra una dinámica del movimiento en fragmentos sucesivos que embelesa al espectador.

La mecánica del deseo de él y la perfección tecnológica de ella crean dúos de una inquietante belleza visual. Pero todo objeto tecnológico tiene una obsolescencia programada y el azar, cómplice de las más íntimas necesidades, añaden a esta pareja un elemento inesperado, el tercer elemento.

En esta distopía ella pasa de lover doll a muñeca rota, de sex symbol privado a criada y madre de interior, en una ácida y crítica lectura sobre los papeles y roles femeninos de la sociedad actual. La muñeca se adapta, como se adaptan todas las mujeres, con coraje y sin resignación. Desde la exuberancia sexual inicial se transita a una maternal presencial que asume e integra la nueva situación. Hasta el blanco inmaculado de su ropa adquiere las manchas y sombras de la nueva situación.

Anclada en un futuro en el que todas las soñadas utopías de felicidad acaban en pesadillas, Ginoide está inspirada en series y films, como El cuento de la criada, Black Mirror o Ex-machina. Un gran momento de la mejor danza contemporánea, con unos intérpretes excepcionales y sin miedo a abordar los temas que propone. Casi una relectura de Metrópolis, de Fritz Lang, un siglo después. Excepcional apertura del LABO XL.
‘Los idiomas’, de Alessandra García, dejaría sin palabras a la niña de ‘El Exorcista’

Noche gloriosa en la segunda jornada de la 4ª edición del LABO XL de San Sebastián. Alessandra García, mejor interpretación de los premios Ateneo, premio al mejor espectáculo revelación y finalista a mejor actriz y mejor autoría revelación por Mujer en cinta de correr sobre fondo negro en los XXV Premios Max de artes escénicas, presentaba su último espectáculo en estreno mundial, Los Idiomas.

La obra, destinada a convertirse en el must de la performance de la temporada, arrancó carcajadas desde el primer minuto a un público entregado por la impresionante presencia escénica de la actriz.

La actriz aparece discreta en el escenario, con un vestuario que asemeja a grafía de las letras, y se lanza, en un salto sin red y con triple voltereta hacia atrás, a interpretar un fragmento, entre ópera de Pekín y drama social japonés, en un idioma original. Muy, pero que muy, original.

Todo su cuerpo habla con la entonación, la comunicación no verbal y la exuberancia de la lengua. La actriz se vuelve idioma en sí misma y, como toda buena ópera pequinesa, la mujer, evidentemente, acaba asesinada al final (al unísono con la vieja e idéntica tradición europea).

La función va a más y Alessandra García nos traslada a una disputa tabernaria en tierras anglófonas. Tras pasar por un sitcom alemán (aunque los dos conceptos parezcan incompatibles, la actriz es capaz de eso y más), cuando ella se adentra en un cabaret parisino de género fluido, el público ya está plenamente instalado en un eufórico clímax de diversión altamente contagiosa.

Queda aún una reconciliación en árabe (aunque por el tono no parezca posible), un bergmanario momento familiar nórdico y, el gran final, en portugués. Un paseo por las lenguas absolutamente desternillante, irónico y magníficamente interpretado. Mientras un láser parece dibujar sobre su cuerpo los signos de puntuación de las lenguas utilizadas, las mujeres interpretadas por la actriz, al menos cada vez tienen más voz, aunque sigan sin ser entendidas.

Alessandra García posee dos virtudes excepcionales: habla todos los idiomas sin conocer ni una sola palabra de ninguno. La segunda, y mucho más importante, es una de nuestras intérpretes con mejor presencia sobre el escenario y una actriz, como la copa de un pino.

Inmensa Alessandra.
Juan Gómez Alemán, de La Juan Gallery, en el LABO XL: “el fracaso está minusvalorado”

Juan Gómez Alemán es el regalo que todo periodista sueña como entrevistado. El director artístico de La Juan Gallery de Madrid crea titulares por minuto, en un tono irónico, divertido, iconoclasta e inclasificable. Casi exactamente como se lo podría calificar a él.

En la 4ª edición del LABO XL ha impartido una Masterclass con el sabroso título de: «Muchos fracasos y algún éxito en la creación contemporánea». Aquí ha desglosado su trayectoria artística, reivindicando el fracaso, como fuente de inspiración y motor de creatividad. “Desde el éxito no se puede crear nada interesante”, dice con convicción.

Afirmación que muchos piensan, pero que nadie se atreve a decir, en una sociedad que no permite el reconocimiento del fracaso, o la prueba y error, esencia de la creación artística.
Desde su experiencia personal recorre su carrera, con humildad, que define como “una sucesión de fracasos caóticos”. Sus experiencias como actor: frustrantes y con la sensación de impostura profesional. Su trabajo como dramaturgo: insuficiente para el ideal que el deseaba conseguir.

Viendo que no alcanzaba sus objetivos artísticos, decidió abrir un espacio a su medida, en un momento en que no existía ni la red profesional ni el mercado que el añoraba. Por ello, en 2015, inaugura en Lavapies un escaparate inusual para la performance: La Juan Gallery. Una inauguración mítica que ya pertenece a nuestra historia del arte contemporáneo y de las artes performativas europeas.

Pese a su relato personal, un análisis más pormenorizado y distante de la trayectoria de Juan Gómez Alemán muestra una lógica aplastante. A principios de la década pasada monta una obra, Aburrimiento chair. En ella los espectadores están de espaldas al escenario y frente a ellos se sitúa otro espectador, elegido entre el público presente, que será el único que vea la obra representada: un drama en idioma finés. Por supuesto, sin sobretítulos.
El flamenco del futuro en el LABO XL: Álvaro Murillo, Dani Hernández y Julio Ruiz

Como finos observadores de tendencias y sensibles a los movimientos que agitan las artes escénicas contemporáneas, el equipo del LABO XL ha programado en su apoteósica 4ª edición tres obras de artistas, que trabajan con el flamenco, como base de su creación.
Algo está ocurriendo en este arte de origen desconocido que, al menos con cinco teorías sobre su origen, tiene embelesados a los creadores más audaces del panorama actual. Existe un cambio generacional que está viendo aflorar miradas y concepciones que amplían su estética, reinterpretan sus bases y dinamitan visual y sonoramente el escenario.

Pese a que, a primera vista, los tres espectáculos podrían parecer diametralmente diferentes, en su base conceptual se plantean las mismas interrogantes. ¿Qué es, en el sentido más último y esencial, el baile flamenco? ¿Cómo situarse en él, como bailarín y/o bailaor, desde una perspectiva de diversidad y entre la infinidad de valores coreográficos y sonoros?

Daniel Hernández, Derek Van den Bulcke y Emilio Manzano estrenaron su última pieza, La grieta. En busca de lo más primigenio del flamenco, el inspirado trío presentó un trabajo experimental que finalizó en una catarsis colectiva con el público. Buscando las raíces del sonido, antes incluso de que cualquier espectáculo de flamenco comience, los artistas se centran en la silla en la que se instala el bailarín, en los sonidos que anteceden a la música y al movimiento.

A la estabilidad inestable de los crujidos de una silla de madera se va uniendo la música de un móvil hackeado, junto a la danza de Dani Hernández, prácticamente en trance, acompañado de castañuelas. Si hay una palabra que pueda definir en su integridad al espectáculo es, sin lugar a dudas, hipnótico.

Álvaro Murillo también estrenaba espectáculo en el LABO XL, Flamenco futuro. A partir de un trabajo de captación del movimiento por ordenador, el bailarín se plantea la virilidad en el flamenco, como a mediados de los años 50 del siglo pasado, lo conceptuó Vicente Escudero, teórico de la danza, bailarín y coreógrafo.

Con su obra ilustra la teoría y el decálogo del célebre Escudero (bailar en hombre; sobriedad; girar la muñeca de dentro a fuera, con los dedos juntos; caderas quietas; bailar asentao; armonía de pies, brazos y cabeza; estética y plástica sin mistificaciones: estilo y acento; indumentaria tradicional; variedad de sonidos con el corazón, sin accesorios). El resultado es una brillante pieza de extrema elegancia, precisión y energía.

Por su parte, tras su anterior espectáculo, Azul como la piel del melocotón, Julio Ruiz sigue cuestionando el color para analizar, a través de él, la diferencia entre lo que queremos y lo que hacemos, lo que realmente sentimos y lo que fingimos sentir.

En esta ocasión, en Vendehumo, el rosa es el protagonista. Un color que le originó tantas ilusiones como problemas en su experiencia vital personal. Majestuoso en sus movimientos, su rigor en escena aborda nuevas masculinidades, en las que lo realmente importante es la identidad, no el aderezo.

Muchísima atención a este bailaor almeriense que solo “quiere preguntarse, no responderse”. Sin lugar a dudas, una de las mejores y más gratas sorpresas de la cuarta edición del LABO XL. Y eso que ha habido varias con un nivel impresionante. Deseando que llegue ya la 5ª edición. Bravísimas.